Inspiración...

miércoles, 18 de enero de 2012

Yann Tiersen - Le Moulin



Vagas percepciones del mundo real, nada más que meros vestigios de que en estos instantes estoy viviendo, viviendo sin el más mínimo interés por el exterior, por el mundo real, por la continua desolación que me asola a mi y a mi solemne soledad.

Todo esto se ha convertido en un desperdicio,
de tiempo, de abrazos, de esfuerzos,
de miradas, caricias y sueños.
Horas malditas, minutos hechizados, segundos enfermos.

Gris insípido, negro profundo, blanco nítido. Estos son los colores de que dispongo para pintar el mundo real, mientras en mi mente se abre el abanico del arco iris, la paleta de todos los colores del cielo, la brocha multicolor que desprende todo cuanto abarca mi imaginación.

Estoy aquí dentro, herméticamente encerrado, oculto entre las brumas de mi íntimo mundo, en mi palacio de pensamientos y elucubraciones, en mi inteligible paraíso privado intentando aislarme de las sonrisas de fogueo que son disparadas por interés.

Lentamente me impermeabilizo, consigo aprender con el paso de los años como evitar que penetren en mi país de las maravillas para que sea convertido en un desierto de pesadillas.

Es uno de mis mayores tesoros aunque nunca lo conserve conmigo, aunque venga con el viento y se valla como vino. Fugaz y repentina me atrapa y me hace suyo, me toma de la mano y me invita a volar sobre mis conocimientos, ofreciéndome de este modo una vista de pájaro de los mismos.

Aquí en estas líneas tenéis mi inspiración la cual solo aflora cuando no sirve para nada productivo, solo para producir lamentos tétricos y fúnebres, tristes y agonizantes.

No soy más que arte desconocido,
música silenciosa,
frases sin sentido.
Estoy condenado al olvido de lo que nunca fue ni será reconocido.

[#376] Producto de mi insana imaginación se disuelve la realidad entre los océanos de la ficción.

Deidad...

Yann Tiersen - L' Homme aux Bras Ballants



Una epidemia de paz y tranquilidad que se propaga por mi venas, que se apodera de mi cuerpo, que se apropia de mi ser y me sumerge en la más cálida calma que jamás hubiera imaginado poder alcanzar.

Aunque me resulte extraño me he convertido en una fábrica de optimismo, una fuente inagotable de sonrisas que alimenta sus aguas de las montañas de la felicidad, una felicidad que proviene de la escarcha que se desprende de los sueños en los que ella aparece.

No alcanzo a comprenderlo, y tampoco quiero hacerlo. Ahora soy feliz, feliz como nunca antes había sido, alegre por sentirme como en mi más tierna infancia, aguardando de nuevo cada día con ilusión.

Tenéis derecho a pensar en que ha sido de mi, que ha ocurrido con ese viejo pesimista que no hacía más que soltar injurias y maldecir al destino, ese maldito cascarrabias que repudiaba a la muerte e insultaba al tiempo.

Antes todos los días eran iguales, cada uno una triste fotocopia del anterior, sin la más mínima señal de color por ningún lugar. No caminaba, vagaba por la vida con la mirada perdida y con los pies arrastrando. Empujado por la obligación de vivir buscaba que el tiempo pasara lo más ameno posible, evitando de este modo percibir que estaba viviendo.

Escribía, escribía mucho, la verdad es que demasiado. Metáforas y alegorías tristes que sintetizaban el hedor del día a día. Mis palabras se compadecían de mi mismo y me ocultaban de la realidad, me encerraban en un duro cascarón de hierro e impedían poco a poco que mis sonrisas vieran la luz del sol.

Pero entonces llegaste tu.
Tu oxidaste ese horrible hierro que me amordazaba. Tu hiciste saltar en mil pedazos esa envoltura de dolor que yo mismo había ido creando lágrima tras lágrima.

Como un ave que surca los cielos llegaste y te posaste a mi vera, con tus alas blancas me arropaste y me sumiste en el más dulce de los sueños.

Eres sin duda mi ángel, mi salvación, mi último aliento ante las puertas del olvido cuando la muerte me lleve por la Laguna Estigia.
Eres mi deseo, mi musa y mi sonrisa.
La luz del sol, el calor de un beso y las caricias de la brisa.

Siento que eres la mitad de mi todo, la guinda del pastel de mi vida.
Estas palabras han nacido en una sola noche, y todo se debe al deseo de verte y al dolor que supone no tenerte a mi lado.
[#376] "Has avivat la minúscula flama de calor que tenia al meu interior i has fet d'ella una foguera de felicitat"

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