Suspiro...

domingo, 3 de junio de 2012

Yann Tiersen - Le Jour d'Avant


Muchas veces me pregunto si en su mente sigue vigente ese universo perdido, esa vida distante y paralela en la que las cosas no han cambiado ni han perdido su esencia y su valor.
Ese inmenso océano de mariposas que se asentaba cada día en el estómago, esos silencios sin respuesta en donde cada mirada hablaba sin mediar palabra.

No puedo evitar que todo siga vivo en mi interior. No puedo escapar de los lugares, de las canciones, de los momentos, de todos esos recuerdos que nunca perderán su incalculable valor.

Es cierto que soy un cobarde que no tiene valor de mirar a la cara al pasado. Nada más que un iluso que se conforma con sus tristes anhelos y sus dulces sueños, sus viejas ilusiones que le acompañan aunque no tenga la entereza de hacerlas realidad.
Amante de todo aunque me conforme con nada, un coleccionista de destinos truncados y felicidades despreciadas.

Mi universo perdido se mantiene, erguido y estoico, luchando por herirme y acurrucarme por las noches.
Ha pasado el tiempo y todo sigue igual. El ayer es como el hoy y no parece que vaya a ser diferente al mañana.

¿Pero que son todos esos suspiros que menospreciamos al no ser más que meros frutos de nuestra imaginación?

Sueños de papel mojado.
Aves sin alas con las que volar.
El billete de un tren que ya ha partido
La vigente nostalgia de nuestro más humilde ser.

Pero el tiempo sigue avanzando, y aunque puede que sea demasiado tarde para enmendar mis errores este sentimiento no tiene intención de desaparecer. Este remoto universo quiere seguir vivo, aunque solo sea escondido en lo más recóndito de nuestro ser.

Jamás permitiré la conmutación de mi pena, pero por encima de todo nunca me perdonaré por no haber luchado, por no haber sacado a la luz todo cuanto en aquella despedida sentía y quería realmente decir. Dejé que se marchara, y con ella la oportunidad de volver a disfrutar de sus sonrisas.

Fui un cobarde, un conformista, un inútil que dejó su oportunidad desvanecerse.
Es terrible aprender a valorar lo que se tiene después de que se pierde, darse cuenta de cuan ciego se era para pasar a un mundo monocromo sin su presencia.

Pero aunque nunca se sepa cuantas veces llama el destino a tu puerta yo soy feliz.

Estoy contento y orgulloso de cada segundo a su lado, de cada mirada y de cada risa, de cada abrazo y de cada beso, de cada calle y de cada parada, de cada planta y de cada escalón. Orgulloso de mi insana locura que me permitió llegar hasta aquella puerta y tocar al timbre con tal de disfrutar de su sonrisa.

El viaje mereció la pena...

[#376]  Buenas noches, y que sueñes con medios perros.

1 comentarios:

nosexybot dijo...

los viajes siempre valen la pena... emprenderlos es lo realmente complejo... y a lo que no se atreve cualquiera...

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