Ecuación...

domingo, 2 de mayo de 2010



Haga lo que haga siempre hay algún rincón de mi vida que estoy ignorando, lagunas de mis días pasados donde hay promesas que se me escapan. Son las esquinas y los extremos de mi conciencia que se ocultan del horizonte de mi memoria, lugares que los ojos de mi alma solo recuerdan cuando vuelvo a pasar por allí...

No entiendo porque me ocurre esto, me esfuerzo en que todo este en paz y armonía pero siempre aparecen cosas que me planteé en días pasados, cosas que por mucho que exprima hasta la ultima gota de mis recuerdos no consigo dislumbrar.

¿Es acaso una amnesia precoz que elimina aquello que propuse para mi porvenir?

Soy incapaz de recordarlo, si no dispongo de un pedazo de papel donde escribir lo que debo recordar se pierde en el vació de mi ignorancia. Lo siento, pero me irrita, me enoja, me avergüenzo de mi mismo, de que solo cuando oigo una palabra relacionada en el cielo de algún paladar es cuando busco entre la maraña de mi mente...

Cuando por fin lo alcanzo se desvanece, cuando por fin tenia indicios de que fui feliz sonriendo mientras lo prometía se sube al tren de la estación del olvido. Frustrante e inquietante el hecho de que nunca llegue a realizarlo, desesperantes y dolorosas las proezas de mis descuidos...

La nostalgia de aquello que nunca llegaste a conseguir, la ilusión truncada por el olvido.

Lo mismo pasa con ese valor que aparece solo cuando no lo puedo utilizar, esa confianza con la que derribaría montañas de dudas y secaría mares de tristezas. Soy como un cofre blindado que contiene una copa de cristal, no hay necesidad de romper el cofre para quebrar la copa, solo hay que conseguir que el acero se tambalee.

Nunca conseguiré que todo funcione, que todo cuanto controlo gire como los engranajes de un reloj, es inútil que un mero ser como yo alcance a poder verlo todo.

[#376] Por mucho que lo intente, se que nunca encontraré todas las incógnitas...

1 comentarios:

Sento dijo...

¿Pueden ciertas promesas pasar al olvido una vez alcanzadas? ¿Pueden ser sustituidas por otras a otra altura del camino? ¿Pueden desvanecerse? ¿Serán estas promesas la pócima de los sueños? Eduardo Galeano contaba en unas de sus ventanas (ventana sobre la utopía): Ella está en el horizonte -dice Fernando Birri-. Me acerco dos pasos, ella se aleja dos pasos. Camino diez pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. Por mucho que yo camine, nunca la alcanzaré. ¿Para que sirve la utopía? Para eso sirve: para caminar.
Gedoxis, ¿servirán estas promesas para ayudarnos a crecer como la utopía nos ayuda a andar?
PD: en ocasiones podemos encontrarnos en la borra del café alguna promesa perdida.

Desde el 16-2-2010 a las 21:56 Contadores Web
Silencestones.blogspot.com/ Contador Web
Whereistherose.blogspot.com/ Contadores Web

Gedoxis ©