Te preguntaras por que detesto tanto a estos pequeños animales, y es que se mueven despacio, son repugnantes, huelen mal, dejan un rastro transparente y cuando la situación es tranquila, lucen esos barrigones de color marrón, pero cuando les acercas una cerilla se encojen.
Y por desgracia para ti y para mi, todos somos así, pero hay casos en los que se aborrece, y es lo que yo llamo síndrome de babosa o "chupón". Es gente que se crece, va por medio de todo el mundo por que se engancha a los demás, vive de los demás y fidelidad llega a tal extremo que si el portador de la babosa o chupón dice algo, el segundo lo repetirá tal cual, pero pese a esto, las babosas siguen moviendo se, lo suficiente mente lentas para que te despreocupes y para avanzar sin que tu te des cuenta, pero todos tenemos un margen de error, y es que estas "amigas" dejan un rastro de babas, unas mas que otras, pero lo dejan. Esa baba es transparente, y al primer golpe de vista no la ves, pero cuando te pones a trasluz admiras ese toque brillante y dices: ¡Ahí hay una babosa! Y efectiva mente, ahí esta nuestro chupón, al principio lo ves gordo y grandote, levantando su diminuta cabeza (deduzco que es la cabeza por que no sabes cuando acaba), exuberante y en su salsa, por que la situación es relajada. Pero cuando hay algún conflicto interno o externo, o bien, que le acerques una cerilla, estos se encojen a tal velocidad que no sabes si se van a impulsar y usar su cuerpo a modo de muelle para huir, o si se van a acurrucar para pasar desapercibidos; normalmente es una mezcla de las dos.

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